Dando una vuelta [LIBREE]

No sabía qué diablos hacer en la hora libre que tenía de clase;después de una mañana llena de clases,trabajos,deberes...quería descansar,así que lo mejor sería dirigirme a mi sala común.Pero a estas horas todo estaría vacío,por lo que estaría sola y no me agrada estar así.
Por eso estaba dando vueltas por los pasillos de la segunda planta,con varios libros llenos de polvo bien cogidos entre mis brazos,pegados a mi pecho.
Vaya día...

-¡Pero qué has hecho, muchacho!
-Déjeme en paz – sacudió la mano para zafarse del profesor. La sangre no dejaba de manar de su palma.
-Tienes que ir a la enfermería a por díctamo
-Probaré el mío – anunció Adrian, sin miedo y tomó el pequeño frasco que acababa de rellenar segundos antes de cortarse la palma.

Los ojos del profesor (espantados) siguieron el rumbo del joven hacia los pasillos. A Adrian no le molestaba el dolor, sabía que pronto se le pasaría en cuanto hiciera uso de su propia esencia de díctamo, era así como debía aprender a hacer pociones.

Caminó por horas, dándole tiempo a la poción y finalmente en los pasillos del segundo piso, vertió unas cuantas gotas sobre su palma y esperó con la mirada crucificada. El dolor en cambio intensificó las puntadas y humo de color carmesí comenzó a desprenderse en cuanto el líquido hizo contacto con su piel –Esto no está bien – siseó, bastante enfado con si mismo y observó las reacciones de la herida. Ahora comenzaba a profundizarse y estallaban pequeñas burbujas, indicándole lo mal que iba ya que el color natural del humo sería verde. Continuó dando pasos por los pasillos luchando por ver algo entre la humareda, unos cuantos metros mas allá chochó contra una pila de libros que flotaban, al parecer.

Dio unos cuantos trompicones hacia atrás y gotas de sangre se desparramaron en el suelo de piedra –¡Mira por donde vas!- le espetó a quien fuera en cuanto vio unos pies por debajo de aquella pila, no lograba ver su rostro dado el continuo humo de color rojo que lo rodeaba.

Había desconectado totalmente del mundo que me rodeaba hace unos cuantos minituos,mirando ausente aquí y allá,observando cómo los personajes del interior de los cuadros se movían de lienzo a lienzo,charlando entre ellos.Siempre me habían fascinado esas pinturas vivientes,desde el primer día que puse un pie en este castillo.
Di un giro rápido en la esquina de un pasillo cuando oí a un señor de vestimenta medieval que me hacía señas desde un enorme marco dorado en la pared de en frente.
-¡Cuidado,muchacha,atenta!-gritó desde allí;le lancé una mirada confundida,no sabía por qué decía eso.
-¿Qué...?-musité,hasta que algo (o alguien) impactaron contra mi de golpe,haciéndome caer al suelo.Los libros se desparramaron todos por el suelo,unos abiertos,otros con páginas sueltas de la encuaderanción.
Una humareda de color rojo me hizo toser,ya que le humo se expandía con rapidez.Agité la mano frente a mi rostro para ahuyentar la humareda,tosiendo débilmente;me incorporé de un salto,asustada por la voz enfurecida de alguien,intentando distingir algo entre la nube.
-¿Cómo...?¡Anda tu con cuidado!-exclamé ofrendida,recogiendo los libros del suelo.Pobres...

Sus ojos comenzaban a arder dado el contacto con el incesante humo y justo cuando creyó que nada podía empeorar reconoció que la voz del otro sujeto era la de una chica.

-¿Cómo...? ¡Anda tu con cuidado!-

Sonaba bastante ofendida y él sabía que era porque le había lanzado toda su pila de libros al suelo. Apretó los dientes y restándole importancia al impacto tomó su varita –¡Episkey! – exclamó apuntando hacia su propia herida y ésta se cerró al contacto con el hechizo dejando su palma tal cual estaba hacía unos minutos: sana. Ya no corría sangre y parecía que el único inconveniente era la humareda.

-¡Por las barbas de Merlín, muchacho! – exclamó entonces un retrato que, a pesar de estar en otra dimensión sacudió las manos de lado a lado y maldijo por la cantidad de humo. Por segundos Adrian juró que sería capaz de arremeter contra ese cuadro, echándole algún conjuro silenciador pero se mantuvo quieto y solo le dedicó una gratificante mirada a través del rojo carmesí que los envolvía.

Escuchó un movimiento y supuso que sería ella, tomando sus libros. Descendió la vista y vio que uno yacía bajo sus pies, dio un salto pues no sabía que acababa de pisar uno de sus libros y se agachó a tomarlo. Estaba hecho un desastre y, no sabía si por viejo o el impacto, acababa de perder unas cuantas hojas –Reparo – la desconcentración le llevó a errar dando así al conjuro contra la pared –Estúpido- se maldijo y continuó por ponerse de pie.

El humo volvió a envolver todo su campo visual y tuvo que respirar a bocanadas –Aléjate del humo, ¿quieres? – ordenó a la otra figura que seguramente continuaba cuidando de sus preciados libros, él no quería que terminara ciega por algún efecto secundario y lo peor, por su propia culpa. Dio unos torpes pasos con la intención de encontrarle –…por favor. – siseó finalmente, sabía que si primer tonito había sido un poco imperativo.

Entre todo aquel desastre conseguí reunir mis queridísimos libros,aferrándolos de nuevo entre mis brazos con toda la fuerza de la que era capaz (no volvería a dejar que cayeran).No podía estar más confundida,en mi vida me había pasado algo más raro;la tos se volvió más persistente,y eso me ponía de los nervios,a saber de qué estaría hecho ese maldito humo rojizo.
Me encogí de hombros en un espasmo cuando volví a escuchar aquella voz que había sido tan desagradable,ordenando apartarse de la humareda;no hacía falta que lo dijera dos veces....
Tenía el cejo profundamente fruncido por esa actitud mientras me pegaba a la pared para estar alejada de todo el embrollo...¡vaya carácter!Y encima que me había tirado al suelo,tenía la poca vergüenza de hablarme así.
-Ahora vas a salir de ahí y explicarme qué es....eso.-no era una pregunta,más bien una demanda muy seria.
Suponía que habría alguien detrás de la cortina de humo,esto no podía hacerlo ningún fantasma del castillo o cualquier otra cosa.

Mientras buscaba a la otra figura en la humareda intentó aclarar sus pensamientos, ya casi se sentía estupidizado por la cantidad de humo que había inhalado. Le fue en vano pues sacudió los brazos sin miedo alguno para sujetar a quien fuere pero no logró encontrar a nadie, se sintió atrapado. Luego se sorprendió al escuchar unas toses, ya casi a unos pasos por delante y eso significaba que la chica seguía allí –Ahora vas a salir de ahí y explicarme qué es....eso- su tono era autoritario y por un momento su estómago se retorció de la cólera, ¡nadie iba a decirle qué hacer!

-Oh, yo te voy a explicar lo qué es- siseó, aún sin tener muy claro con quién hablaba. Dio unos cuantos pasos hacia adelante y pronto se vió fuera del alcance del humo, la chica estaba por delante contra la pared y sujetando en sus brazos unos cuantos libros. Tenía el ceño ligeramente fruncido, él le imitó antes de continuar –Vaya – luego alzó una ceja. ¿Era…Hufflepuff? Lanzó una fría carcajada–Qué honor – asintió dándole un toque irónico a lo que decía. Se sacudió la imaginaria mugre de sus brazos y alzó la vista nuevamente, fijándose en sus ojos –Lo siento por esto – alzó el libro destrozado que llevaba en su mano izquierda y chasqueó la lengua. Sabía que su rostro no expresaba nada de lo que sentía, parecería broma pero realmente lo lamentaba por el libro…

Al fin salió alguien de entre ese caos de ahí delante;cuando estuvo lo suficientemente cerca pudo comprobar que era un chico de más o menos su edad...lo que no le gustó cuando miró es que era un Slytherin (por los colores que iban a juego con su túnica).Nunca le habían gustado los Slys,la mayoría (por no decir todos) eran unos egocéntricos,estúpidos...
Comprobé mi teoría sobre la gente de esa casa cuando escuché su risa,que me hizo fruncir más si podía el ceño,esbozando también una mueca.¡Pero bueno!,encima de todo,me trataba de ese modo.Odiaba que tomaran en tan poca consideración a las demás casas,y más todavía a Huffelpuff;era una casa igual de digna que todas las demás.
Abrí la boca para responder,pero la cerré y miré con cara de disgusto el ejemplar maltrecho de su mano.Maldita sea...Dejé los libros apoyados en la pared un momento.
-Oh,no....-musité avanzando veloz hasta él,arrancándole el libro de la mano con fiereza,tomando entre mis dos manos el objeto.
Era el primer libro que me compraron mis padres del Callejón Diagon,le tenía mucho cariño.Intenté limpiarle la suciedad pasando mi mano por encima,cogiéndolo con delicadeza,pero estaba para el arrastre.La ira,como una oleada de calor,me invadió por completo.¿Destroza mis libros,me tira al suelo y encima va de chulo?Levanté la vista hacia el causante del lío,dirigiéndole una mirada envenenada.

Para su desgracia ella no respondió y solo se limitó a fruncir el ceño, esto le molestó a él pero se mantuvo callado por unos segundos. La Hufflepuff observó el ejemplar y musitó algo que Adrian no alcanzó a oir, para cuando quería ver ella ya había avanzado unas zancadas y le había arrebatado el libro de las manos, tocándolo y viéndolo con sumo cuidado.

-Dije que lo sentía – agregó nuevamente y alzó la cejas en cuanto ella se volvió a verle con la piel enrojecida de las mejillas por la rabia, sus ojos pronunciaban un sinfín de maleficios hacia el joven y el aludido se removió incómodo en su lugar –Puedo comprarte uno si quieres – continuó e hizo una mueca, calculando qué tan preciado sería ese libro para ella. La realidad era que sus palabras continuaban demostrando burla aún cuando quería mejorar la situación.

¿Que lo sentía?Pues,por su tono de voz y sus expresiones,parecía que no lo sentía demasiado.Coloqué mi querido libro bajo un brazo,dirigiéndole un último vistazo para volver a fijar la vista en el Slytherin con la misma intensidad que antes.
Podía enfadarme muchísimo con alguien,podía lanzar miradas que fulminarían a cualquier persona,pero nunca había servido para pegar a alguien...por muchas ganas que tuviera de hacerlo con este chico.Simplemente,no podía hacerlo,iba en contra de mi naturaleza.
-No quiero otro libro,solo quería el mío,y está destrozado.No puedes arreglarlo con otro.-dije con tono seco-Ah,y si lo sientes de verdad (cosa que dudo) no emplees ese tono conmigo.-enarqué una ceja,cruzando los brazos por debajo de mi pecho.

La chica se colocó sin responder su libro bajo el brazo y volvió a verle, fulminándole de tal manera que le hacía creer que pronto se quedaría ciego. Él frunció el ceño, pues, su actitud no estaba pasando advertida bajo la cólera en la mirada de aquella chica –No quiero otro libro, solo quería el mío, y está destrozado. No puedes arreglarlo con otro

Su voz estaba tan envenenada que por segundos juró que era una Slytherin atrapada bajo un traje de Hufflepuff, dejó que su imaginación volara porque imaginándole siendo una Slytherin su perspectiva sobre ella era mucho mejor. Sonrió maliciosamente –Hazle reparo – dijo. Recordó que había intentado reparar el libro de ese modo pero le había errado, lo que no significaba que si realmente le daba podría repararse y quedarse como nuevo.

- Ah, y si lo sientes de verdad (cosa que dudo) no emplees ese tono conmigo. -

-¿Qué tono? – bromeó seriamente. Estaba claro que ella hablaba del modo en que él siseaba al comunicarse, la lástima era que ella no sabía que él nunca dejaba de sisear, no podría hablarle como quien habla con mariposas porque solo sabía maldecir.

-Si no funciona con reparo… – continuó con respecto al libro – puede que en la Biblioteca haya un ejemplar como ese tan… –¿desastroso? –particular – sonrió nuevamente.