-¡Oh que fastidio! ¡Oh me duele oh fastidio!- gritaba llena de rabia mientras me tapaba el rostro con la almohada como si estuviese asficiandome. Yo no quería salir de allí, que nadie me interrumpiera, ni muchísimo menos que me miraran en el estado que estaba. -Enferma, oh rayos no puedo salir. !Arrrrrrr!- gemía mientras metía mis pies en la cama. Estaba empapada de sudor, mis mejillas rojas al extremo de que me iba a morir y mis ojos llorosos. Pero también estaba enojada porque no podía salir a tomar ni entregar los trabajospor mi bendita enfermedad. Tenía que entregar varios pergaminos de runas antiguas, de encantamientos, pociones, aritmacia, defenza contra las artes oscuras, en fin, pero la enfermera dijo que no. -Esa enfermera, ¿qué se cree? ¿Que estoy enferma?- musitaba mientras me acercaba al escritorio para tomar los pergaminos y salir de mi prisión para entregar los deberes. -No lo estoy, estoy bastante bien. Tengo que ir para.. aaaaauccccchhuuuuu.- estornudé y todo mis trabajos se ensuciaron. Estaba muy enfadada, que quería maldecir el mundo; pero que va. Yo lo acepto soy terca; pero en el caso de defender mis notas tengo que hacerlo; pero que va estoy enferma. -Oh rayos, estoy enferma. Tengo que quedarme aquí. Ohhhhh!!!-efunfuñaba mientras a mi cam y me tapaba el rostro para que nadie me viera enfrema.