Barnabás el chiflado [Lore Black]

Le pidió que le prometiera a tener cuidado en sus experimentos, eso le perturbó. Él no solía cuidar de sí mientras experimentaba, es más, le era lo de menos porque siempre contaba con un profesor por ahí experto en curas y hechizos sanadores. Tardó varios segundos con una expresión consternada, pero al final asintió con lentitud: -Haré lo posible – musitó arrastrando sus palabras y entonces ella dejó de sujetarle la mano y se volvió a otro tema.

-Hogsmeade – rió por lo bajo, vaya lugar.

-Yo estaria dispuesta a buscar la forma de hacer algo sin dañar a nadie... pero es obvio que seria complicado... aunque me gustaria saberla-

-Tú seguro que sí – asintió, viendo la expresión de inocencia en sus ojos. Los apartó al rato pues sentía que le recordaban lo roca que era–¿Y qué si finalmente en algo te das cuenta de que no hay una salida sin una herida?

-Oh – soltó de sorpresa ante su invitación a Hogsmeade, o eso parecía. Por unos momentos se concentró observando su expresión arrepentida y avergonzada y entonces se dio cuenta de que había sido un error y aquello no era más que una invitación con fines amistosos -Claro, me gusta y…no estaría mal ir alguna vez – asintió. Ella trató de reparar aquello y él solo le dedicó una mirada tranquila –Si, si quiero. Pues yo voy solo también y a veces se pone aburrido – agregó.

-haciendo que estallen en la cara del profesor cuando las revisa – Andrian rió levemente:- Nos pasa a todos, tranquila – le dijo. Recordaba haber hecho estallar un sinfín de brebajes en primer año, era típico.

-Claro – asintió –La próxima salida no será dentro de mucho, la pasaremos bien – agregó, no sabía exactamente cuando podrían dejar a los alumnos dar una visita a Hogsmeade. O podría salirse por los escondites, claro que tendría que preguntarle a alguien donde eran realmente y si es que existían de verdad, lo dudó.

Se puso serio –De acuerdo, no me rio – alzó un brazo en señal de tú ganas y desvió la vista. Cuando quiso ver Lore se le había acercado y le hacía cosquillas, trató de detenerla mientras que apenas le sujetaba una mano pero no podía con ella, y tampoco podía resistir una que otra carcajada.

-Desfigurarás mi rostro - bromeó, ya que no podía controlar la risa y no estaba acostumbrado a ello.

-¡Has ganado!- anunció finalmente en cuanto ella dejó de hacerle cosquillas y le dio un respiro, él respiró hondo y se acomodó nuevamente de costado en el sofá. Alzó las cejas y sonrió –Qué suerte, dios. No sé…pero a mi me gusta estar mas serio – anunció, como ya era bastante obvio.

Ella solía sonreír y le quedaba bien, pues su personalidad era optimista, inteligente y alegre pero él era lo contrario y cada vez que tenía que reir sentía la tensión de las facciones de su rostro –La seriedad se adecúa a mi personalidad como la risa a la tuya – agregó luego de unos segundos, volviendo a su tranquilidad.

Ella le llamó por su nombre, al que poco acostumbraba dado la costumbre de llamarle por Avery éste se volvió rápidamente y observó su rostro y como se abrazaba a sí misma avisándole a él que tenía frío, se disponía a responder o incluso reaccionar cuando ella volvió la vista hacia algo y salió en dirección hacia ese lugar.

Frunció el ceño mientras le seguía con la mirada, pues no entendía porqué se había puesto de pie pero pronto vio a lo que se refería, era una capa que colgaba de una perchero -Vaya – exclamó –Sí que se adapta a lo que se necesita – dijo, con respecto a la sala.

-¿No es esto grandioso?-

-Lo es- concordó. Continuó en silencio, y luego le vio volver y caerse a su lado en el sofá. Por unos segundos se preguntó qué demonios hacían, viéndose el uno al otro pero entonces ella se alejó y desvió la vista, él reaccionó –Creo que…deberíamos cederle el lugar para esta sala a otra persona, ¿no crees? – no estaba seguro de cuanto tiempo habían tardado allí, pero estaba satisfecho con esa visita a la sala de los Menesteres.

Ella asintió acordando a lo que él decía y él se puso de pie sin esperar más, estiró los brazos dada la pereza que le habían provocado esos sofás. Entonces ella preguntó si podría llevarse uno de los libros de allí –No estoy seguro – dijo mientras que se volvía a verle y escondía las manos en los saquillos de su capa. Caminó hasta donde estaba junto a las estanterías y observó la cantidad de ejemplares –Aunque, no creo que sea un delito. – continuó cavilando.

¿Qué posibilidades tenían de meterse en problemas por sacar un libro? ¡Ninguna! –Bah, toma los que quieras…en caso de que suceda algo nadie sabe nada – bromeó y se volvió hacia donde antes estaba la puerta, se mantuvo de pie a su lado mirando en esa dirección.

-Con estos dos creo que tendré suficiente para esta noche- ¿Estos...? Tuvo que volverse a ver la cantidad de libros que llevaba para una sola noche, sostenía dos al parecer…eso era –Excesivo – sostuvo la mirada en su silueta viendo como se alejaba y él continuaba perplejo por aquello, no sabía qué pensar puesto que él leía mucho pero no dos libros en ¡una noche!

-Esto lista, ¿vamos? –

Sacudió la cabeza para salirse de su mundo y volvió la vista a la realidad - Si – murmuró al tiempo que daba lentos pasos hacia ella y observaba todo por ultima vez. Una vez estuvo a su lado volvió el rostro a verle y asintió seriamente, dando señal de que estaba preparado.

1…2…3

Dio un salto hacia afuera en cuanto las puertas se abrieron, ella hizo lo mismo y pronto se vieron acorralados por la oscuridad de los pasillos. Se sorprendió de la rapidez del tiempo dentro de aquel lugar, o la rapidez del tiempo en compañía de Lore.

-Lo sé – agregó Adrian, sorprendido casi tanto como Lore. Escuchó que ella pronunciaba Lumos y pronto gran parte del pasillo se iluminó, él le imitó y sostuvo su varita casi tan alto como ella, movió la cabeza de lado a lado –Es cierto, tu tienes tu sala bastante cerca – añadió. Aunque no era bastante necesario decir eso, sonrió –Ya nos veremos por ahí, Lore – le dijo finalmente a modo de saludo y alzó la otra mano, para acompañar a su despedida. No era muy cariñoso, ni tampoco sabía como actuar en esas situaciones dado que con sus amigos no necesitaban despedirse de ese modo, comenzó a dar pasos hacia atrás para salir del segundo piso.